Desafíos de la inversión extranjera en la región en la etapa pospandemia
Capitales deben centrarse en actividades con la mayor productividad
En el 2020 la pandemia por el coronavirus (covid-19) tuvo un fuerte efecto negativo en las inversiones de las empresas transnacionales. A América Latina y el Caribe ingresaron 105,480 millones de dólares por concepto de inversión extranjera directa (IED), lo que representó cerca de 56,000 millones de dólares menos (-34.7%) que en el 2019, según la Cepal.
De esta forma, el año pasado se registró el valor más bajo de la última década y el descenso interanual solo es comparable al del 2009, cuando las entradas se redujeron 37.1%, producto de la crisis financiera internacional.
Además, significó 51% menos que el récord histórico que se batió en el 2012 y el monto más bajo desde el 2010, informó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) al presentar su estudio anual La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe 2021.
A escala mundial, los montos de IED se redujeron un 35% en el 2020, alcanzando aproximadamente un billón de dólares, lo que representa el valor más bajo desde el 2005, señala informe publicado en el Diario El Peruano.
América Latina y el Caribe se encuentran en una tendencia decreciente desde el 2013, lo que ha dejado en evidencia la relación entre los flujos de IED y los ciclos de precios de las materias primas, principalmente en América del Sur, sostuvo la secretaria ejecutiva del organismo regional de las Naciones Unidas, Alicia Bárcena.
En el PBI
El efecto de la pandemia en la IED además tuvo un mayor impacto en el producto bruto interno (PBI), lo que determinó que la participación de la IED en este fuera únicamente del 2.5% en el 2020, en tanto que en el promedio de la década del 2010 alcanzó el 3.5%.
Este panorama se extendió en toda la región, ya que solo cinco países recibieron más capitales extranjeros en el2020, en comparación con el 2019.
Estos fueron las Bahamas y Barbados en el Caribe, el Ecuador y el Paraguay, en América del Sur, y México.
La pronunciada caída de las entradas de IED en Brasil (35,4%) y el aumento en México (6.6%) determinaron un acercamiento de la participación de ambos países como destino de la IED que no se había visto en los últimos años (esta participación fue de un 42% en el caso de Brasil y un 30% en el de México).
En Centroamérica, las entradas de IED se redujeron en todos los países.
El caso más notorio en esta subregión fue el de Panamá, que, tras una década de recibir cada vez más inversiones, en el 2020 registró entradas negativas de capitales en todos los componentes de la IED, aunque el mayor peso en la cifra total se debió a las entradas negativas correspondientes a préstamos entre empresas.
Asimismo, en el Caribe la caída fue bastante pronunciada (25.5%).
Las inversiones más afectadas fueron las dirigidas al sector de los recursos naturales, que se redujeron un 47.9% con respecto al 2019, y las orientadas a las manufacturas (37.8%).
Las inversiones en servicios tuvieron una disminución menor (11%).
Servicios
De esta forma, cerca de la mitad de las entradas de IED en el 2020 se dirigieron a los servicios y el peso de las manufacturas se redujo al 37%, valor inferior al promedio de la última década (39%).
En el 2020 se constató un menor interés de las empresas extranjeras por adquirir o invertir en empresas ya existentes, así como por anunciar nuevas inversiones.
Las fusiones y adquisiciones transfronterizas, que ya habían caído en el 2019, se redujeron 21% en valor y totalizaron alrededor de 26,000 millones de dólares, una cifra levemente superior a la registrado en el 2009, luego de la crisis financiera internacional.
La cantidad de acuerdos ha mostrado una tendencia a la baja desde el 2015 y en el 2020, después de una caída interanual de 29%, llegó al mínimo desde el 2005.
La crisis causada por la pandemia, además de profundizar la tendencia a la baja de las fusiones y adquisiciones, tuvo un fuerte efecto en los anuncios de nuevas inversiones.
En el 2020, los anuncios de proyectos cayeron a niveles de mediados de la década del 2000, tanto en términos de la cantidad (45% con respecto al 2019) como de los montos de inversión, que se redujeron a la mitad del valor del 2019, llegando a un total de alrededor de 56,000 millones de dólares.
Proyectos
Es la primera vez que una crisis mundial tiene consecuencias en la cantidad de anuncios de proyectos de inversión en la región.
Después de que estallara la crisis financiera internacional del 2008, en el 2009 las entradas de IED y las fusiones y adquisiciones se contrajeron y se recuperaron rápidamente al año siguiente.
En ese momento, la cantidad de anuncios de proyectos no se redujo y el monto, si bien cayó un 13%, se mantuvo en valores muy elevados (por encima de los 100,000 millones de dólares).
En la crisis del 2020, en cambio, el efecto en las perspectivas de negocios de las transnacionales fue diferente.
Los anuncios de proyectos cayeron a valores que no se veían desde hacía más de diez años y la cantidad de anuncios fue la menor desde el 2007.
Después del impacto de la crisis en el 2020, el panorama mundial de la IED en el 2021 sigue siendo bastante complejo.
Recuperación parcial
De acuerdo con el informe de la Cepal, la recuperación económica será parcial, debido a los mejores precios de las materias primas, además del aumento de la demanda, y a que algunos países están regresando su economía al sector primario como opción para el crecimiento.
Al respecto, se estaría retomando un modelo económico que no ha sido capaz de garantizar un aumento sostenido del PBI y de la productividad a lo largo del tiempo.
Frente a esta situación, es necesario encarar un profundo proceso de transformación.
“Se necesitan políticas públicas para enfrentar la pandemia y para conectar la emergencia con una recuperación transformadora con igualdad y sostenibilidad”.
Para ello, la Cepal identificó ocho sectores en los que podrían centrarse los esfuerzos en favor de un gran impulso para la sostenibilidad: la transición hacia energías renovables, la electromovilidad sostenible en las ciudades, la revolución digital inclusiva, la industria manufacturera de la salud, la bioeconomía, la economía del cuidado, la economía circular y el turismo sostenible.
Perspectivas
Las previsiones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) indican que este año es esperable un incremento de 10% y 15%.
De esta manera, la IED mundial llegaría a un nivel un 25% menor que el de 1.5 billones de dólares registrado en el 2019, que posiblemente se recuperaría en el 2022.
Sin embargo, es importante tomar en cuenta que la magnitud y las características de la recuperación, tanto en el 2021 como en el 2022, dependerán del ritmo de la reactivación económica mundial, la posibilidad de recaídas en lo referente a la pandemia y el efecto en la IED de los programas de estímulo económico implementados por los países, así como de las estrategias de las empresas transnacionales en la búsqueda de una mayor resiliencia de sus modelos de negocios y cadenas globales de suministro.
En América Latina y el Caribe los anuncios de proyectos de IED mostraron una recuperación entre setiembre del 2020 y febrero del 2021; sin embargo, desde ese mes y hasta mayo de 2021 se estaría verificando una nueva caída del valor de los anuncios.
A los elementos mencionados hay que agregar que, según las estimaciones de la Cepal, el PBI presentaría un crecimiento de 5.2% en el 2021. Esto significa que la región no recuperará este año el nivel del PBI del 2019.
En un escenario de este tipo es bastante difícil pensar que las entradas de IED hacia la región tengan un incremento superior al 5%.
América Latina y el Caribe enfrentan desafíos extremadamente grandes.
Datos
– El desafío en la actualidad es mayor que en el pasado debido a las características y la magnitud de la crisis, y es necesario que la IED se canalice hacia actividades que generen mayor productividad, innovación y tecnología, y que contribuyan al desarrollo de los ocho sectores considerados.
– Para que esto sea posible, los países de la región deben poner en marcha planes de reactivación y transformación de la producción.
– Al mismo tiempo, se necesita que tanto los Gobiernos como el sector privado utilicen sus capacidades para que la política de atracción de capitales extranjeros también sea parte de la política industrial como instrumento de transformación de la estructura productiva.